Es muy interesante ver cómo la marca
se ve a sí misma y lo que pretende transmitirnos y cómo la vemos
nosotros según lo que de verdad nos transmite. Un ejemplo de esto es
Louis Vuitton.
Cómo se ve Louis Vuitton.
La página web
de la marca nos cuenta de forma breve sus orígenes. Nos habla de
cómo, con tan sólo 16 años, Louis Vuitton tomó la decisión de
convertirse en fabricante de baúles. La primera tienda se abrió en
1854. En 1886, su hijo Georges Vuitton revolucionó las cerraduras de
equipaje con un ingenioso sistema que convirtió sus baúles de viaje
en cofres del tesoro. También inventó el estampado Monogram, tan
característico de la marca.
Se describe a sí misma como un mundo de elegancia, inspiración en
innovación. Detrás del nombre legendario se esconde la trayectoria
de un visionario que cambió el arte de hacer maletas, y con eso, la
noción de viajar en sí misma.
Cómo vemos Louis Vuitton.
Leyendo una
serie de comentarios en foros sobre la marca, me he encontrado con
opiniones que me han llamado mucho la atención:
- “Llevan toda la vida haciendo lo mismo. No sé si eso es bueno o malo.” Sí es verdad que dan esa impresión, todo parece más de lo mismo: mismos colores, mismos estampados, mismos bolsos. Pero no es así. Puede que pensemos eso porque estamos acostumbrados a ver el clásico speedy con el estampado Monogram, pero lo cierto es que tienen miles de cosas diferentes, sólo hay que ver los desfiles y las nuevas colecciones.
- “El carácter obsesivo y la inocencia de su trabajo me emocionaron. Consigue compartir su visión del mundo con nosotros.” Yakoi Kusama sobre Marc Jacobs.
- “En la pirámide del negocio de la moda, con sus extremos polarizados entre el lujo y el producto low cost, Louis Vuitton intenta acortar distancias y carga el acento de su imaginario de marca sobre un producto más popular y accesible que el elitista modelo de bolso Alma al que el propio amuleto acompaña.” Este comentario se refiere a la serie de dos partes en la que Obtem te lleva a echar una mirada a una de las últimas iniciativas publicitarias de esta marca. Las ilustraciones y el tema musical confirman la elegancia y soberanía de la casa, a la vez que esparcen y desparraman la envoltura musical del relato hacia territorios baldíos para la firma, intentando llamar la atención de sectores más jóvenes que se alimentan en usos y sonidos alternativos muy ajenos al elitismo del lujo institucional. El anuncio ni siquiera muestra el bolso en sí mismo, sino un dibujo en el que apenas se aprecian los detalles.
- “Sólo apuntar un reto pendiente para Vuitton en este tipo de iniciativas: conseguir que el usuario de la red interactúe realmente con la marca.” A louis Vuitton sólo le falta acercarse un poco más a nosotros, ya que nos presenta una realidad demasiado idealizada y difícil de creer. Aun así, ¿quién dijo que es malo soñar?
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